(ext. “Prieure. 20 de Enero”, 1923. “Perspectivas desde el mundo real”, G.I. Gurdjieff).
Ahora estoy sentado aquí. Soy totalmente incapaz de recordarme a mí mismo y no tengo la menor idea de ello. Sin embargo he oído hablar de esto. Un amigo mío me demostró hoy que sí, que es posible.
Luego
reflexioné y quedé convencido de que si pudiera recordarme a mí mismo
por suficiente tiempo, cometería menos errores y haría más cosas
deseables.
Ahora quiero recordarme, pero cada murmullo, cada persona, cada ruido, distrae mi atención, y me olvido.
Frente
a mí hay una hoja de papel en la que lo escribí deliberadamente, con el
fin de que el papel me sirviera de shock para recordarme a mí mismo.
Pero el papel no me ha ayudado.
Mientras mi atención está
concentrada en el papel, me acuerdo. Tan pronto como mi atención se
distrae, miro el papel, pero no puedo recordarme a mí mismo.
Trato de otra manera. Me repito: "Quiero recordarme a mí mismo". Pero esto tampoco ayuda.
En ciertos momentos me doy cuenta de que lo estoy repitiendo mecánicamente, pero mi atención no está ahí.
Trato
en todas las formas. Así, me siento y trato de asociar ciertas
incomodidades físicas con el recuerdo de sí. Por ejemplo, un callo me
duele, pero el callo me ayuda sólo por poco tiempo; luego empiezo a
sentir este callo de una manera meramente mecánica.
Sin embargo, trato por todos los medios posibles, porque tengo un gran deseo de lograr recordarme a mí mismo.
Para saber cómo proceder, me interesaría saber ¿quién ha pensado como yo, y quién lo ha intentado de manera similar?
Supongamos
que todavía no he intentado de esta manera. Supongamos que hasta ahora
siempre lo he tratado directamente por medio de la mente. Todavía no he
intentado crear en mí asociaciones de otra naturaleza, asociaciones que
no sean solamente las del centro intelectual. Quiero intentar; quizás el
resultado sea mejor; quizá comprenda más rápidamente la posibilidad de
algo diferente.
Quiero recordarme; en este momento me recuerdo. Me
recuerdo por medio de mi mente.
Me pregunto: ¿Me recuerdo también por
medio de la sensación? De hecho descubro que por medio de la sensación,
no me recuerdo a mí mismo.
¿Cuál es la diferencia entre sensación y sentimiento?
¿Todos la comprenden?
Por
ejemplo, estoy sentado aquí. Debido a esta postura desacostumbrada, mis
músculos están excepcionalmente tensos. Generalmente no tengo sensación
de mis músculos en la postura establecida por la costumbre. Como todos
los demás, tengo un número limitado de posturas, pero ahora me he puesto
en una que es nueva y desusada.
Tengo una sensación de mi cuerpo: si no
del todo, por lo menos de algunas de sus partes; de calor, de la
circulación de la sangre.
Sentado así, siento que detrás de mí hay
una estufa caliente. Ya que hay calor atrás y frío adelante, hay una
gran diferencia en el aire, de modo que nunca dejo de tener sensación de
mí mismo, gracias a este contraste exterior del aire.
Esta noche
comí conejo. En vista de que el conejo y el haburchubur estaban muy
sabrosos, comí demasiado. Siento mi estómago y que mi respiración es
excepcionalmente pesada.
Tengo sensación todo el tiempo.
cabo
de preparar un plato con A. y lo puse en el horno. Mientras lo
preparaba me acordé de cómo solía hacerlo mi madre. Me acordé de mi
madre y de ciertos momentos relacionados con esto. Este recuerdo provocó
un sentimiento de mí; siento estos momentos, y el sentimiento no me
deja.
Miro ahora esta lámpara. Cuando todavía no había luz en el
"Study House", pensé que necesitaba precisamente esta clase de luz. En
aquel entonces hice un plano de lo que se requería para obtener esta
clase de iluminación. Se hizo, y éste es el resultado. Cuando se prendió
la luz y la vi, tuve un sentimiento de autosatisfacción; y este
sentimiento, provocado entonces, continúa; yo siento esta
autosatisfacción.
Hace un momento regresaba del baño turco. Estaba
oscuro y como no podía ver frente a mí, tropecé con un árbol. Recordé
por asociación cómo en cierta ocasión caminaba en una oscuridad similar y
tropecé con un hombre. Recibí el impacto de este choque en mi pecho, me
descontrolé y le pegué al desconocido con quien había tropezado. Más
tarde me di cuenta de que el hombre no tenía la culpa; sin embargo, le
había pegado de tal manera que perdió varios dientes. En ese momento no
se me ocurrió que el hombre con quien tropecé fuera inocente, pero
después cuando me calmé, comprendí. Luego, cuando vi a ese inocente en
la calle con su cara desfigurada, sentí tanta pena por él que cuando lo
recuerdo ahora, experimento el mismo remordimiento de conciencia que
sentí entonces. Y hace poco, cuando tropecé con el árbol, otra vez cobró
vida en mí este sentimiento. Nuevamente vi frente a mí la cara
maltratada e infeliz de este buen hombre.
Les he dado
ejemplos de seis diferentes estados interiores. Tres de ellos se
relacionan con el centro motor y tres con el centro emocional. En el
lenguaje ordinario, los seis son llamados sentimientos.
Sin embargo, si
clasificáramos correctamente, aquellos cuya naturaleza está conectada
con el centro motor deberían ser llamadas sensaciones, y aquellos cuya
naturaleza está conectada con el centro emocional, sentimientos.
Hay
miles de sensaciones diferentes que por lo general se llaman
sentimientos. Todas son diferentes, su material es diferente, sus
efectos diferentes y sus causas diferentes.
Examinándolas más de
cerca, podemos establecer su naturaleza y darles nombres
correspondientes. Muchas veces son de naturalezas tan diferentes que no
tienen absolutamente nada en común. Unas se originan en un lugar, otras
en otro.
A algunas personas les falta un lugar de origen (de una
determinada clase de sensación); a otras puede faltarles otro lugar de
origen. En otras aun, todos pueden estar presentes.
Llegará el
momento en que intentaremos desconectar artificialmente una, o dos, o
varias juntas, para conocer su verdadera naturaleza.
Por ahora,
debemos tener noción de dos experiencias diferentes, a una de las cuales
acordaremos llamar "sentimiento" y a la otra "sensación".
Llamaremos
"sentimiento" a aquella cuyo lugar de origen es lo que llamamos el
centro emocional, mientras que las "sensaciones" serán los así llamados
sentimientos cuyo lugar de origen es lo que llamamos el centro motor.
Ahora
bien, por supuesto, cada uno tiene que comprender y examinar sus
sensaciones y sus sentimientos y conocer aproximadamente la diferencia
entre ellos.
Para los ejercicios primarios del recuerdo de sí, se
necesita la participación de los tres centros, y hemos empezado a hablar
de la diferencia entre sentimientos y sensaciones, porque es necesario
tener simultáneamente tanto sentimiento como sensación.
Podemos
acercamos a este ejercicio sólo con la participación del pensamiento.
La
primera cosa es el pensamiento. Ya sabemos esto. Deseamos, queremos;
por lo tanto nuestros pensamientos se pueden adaptar más o menos
fácilmente a este trabajo, porque ya tenemos una experiencia práctica de
ellos.
Al principio los tres tienen que ser evocados
artificialmente. En el caso de nuestros pensamientos, los medios para
evocarlos artificialmente son conversaciones, lecturas, etc. Por
ejemplo: si no se dice nada, nada es evocado.
Lecturas, conferencias,
han servido como un shock artificial. Lo llamo artificial porque no nací
con estos deseos, ellos no son naturales, no son una necesidad
orgánica. Estos deseos son artificiales, y sus consecuencias serán
igualmente artificiales.
Y si los pensamientos son artificiales, entonces puedo crear en mí, para este fin, sensaciones que también son artificiales.
Repito:
las cosas artificiales son necesarias solamente al principio. No
podemos alcanzar artificialmente la plenitud de lo que deseamos, pero al
principio este medio es necesario.
Tomo lo más fácil y simple;
quiero empezar tratando con lo que es más simple.
En mis pensamientos ya
tengo un número determinado de asociaciones para el recuerdo de sí,
ante todo gracias al hecho de que aquí tenemos condiciones apropiadas y
un lugar apropiado, y estamos rodeados de gente que tiene las mismas
metas.
Debido a todo esto, además de las asociaciones que ya tengo,
continuaré formando otras nuevas.
Por consiguiente, estoy más o menos
asegurado de que por este lado tendré recordatorios y shocks, y por lo
tanto prestaré poca atención a los pensamientos, y me ocuparé
principalmente de las otras partes y consagraré todo mi tiempo a ellas.
Para
empezar, la sensación más sencilla y accesible puede ser alcanzada
mediante posturas incómodas. Ahora estoy sentado como nunca antes.
Durante un tiempo está bien, pero luego surge un dolor, y una sensación
extraña y desacostumbrada comienza en mis piernas. En primer lugar estoy
convencido de que el dolor no es dañino y que no tendrá malas
consecuencias, sino que sencillamente es una sensación desacostumbrada y
por lo tanto desagradable.
Para comprender mejor las sensaciones
de las que voy a hablar, creo que sería mejor que, desde este momento,
todos ustedes asumieran alguna postura incómoda.
Todo el tiempo
tengo deseos de cambiar de postura, de mover mis piernas para cambiar de
posición incómoda. Pero por el momento he emprendido la tarea de
soportarla, de mantener un "stop" en todo mi cuerpo excepto la cabeza.
Por
el momento deseo olvidarme del recuerdo de sí. Ahora quiero
temporalmente concentrar toda mi atención, todos mis pensamientos, en no
permitirme automáticamente, inconscientemente, cambiar mi postura.
Dirijamos
nuestra atención a lo siguiente: Primero empiezan a doler las piernas,
luego esta sensación comienza a subir más y más, de modo que la región
de dolor se amplía. Dejemos que la atención pase a la espalda. ¿Hay un
lugar donde se localiza una sensación especial?
Sólo puede sentir esto quien de hecho ha asumido una postura incómoda, desacostumbrada.
Ahora,
cuando ya ha resultado una sensación desagradable en el cuerpo,
especialmente en ciertos lugares, comienzo a pensar en mi mente: "Yo
quiero.
Quiero mucho ser capaz de recogerme a menudo para acordarme que
es necesario recordarme a mí mismo. ¡Yo quiero!
Tú: es yo mismo, es mi cuerpo." Digo a mi cuerpo: "Tú; tú yo. Tú eres también yo. ¡Yo quiero!"
Estas
sensaciones que mi cuerpo está experimentando ahora —y toda sensación
semejante— quiero que me hagan acordar. "¡Yo quiero! Tú eres yo. ¡Yo
quiero! Quiero acordarme, tan a menudo como me sea posible, que quiero
recordar, que quiero recordarme a mí mismo."
Mis piernas se han dormido. Me levanto.
"Yo quiero recordar."
Que aquellos que también lo quieran, se levanten.
"Quiero recordar con frecuencia."
Todas estas sensaciones me ayudarán a recordar.
Ahora
nuestras sensaciones empezarán a cambiar en diferentes grados. Que cada
grado, que cada cambio en estas sensaciones me recuerde el recordarme a
mí mismo. Piensen, caminen; caminen y piensen. Mi estado incómodo ahora
ha desaparecido.
Asumo otra posición.
Primero: Yo, Segundo: quiero, Tercero: recordarme, Cuarto: a mí mismo. Yo — sencillamente "yo" mentalmente. Quiero — yo siento.
Recuerden
ahora las vibraciones que ocurren en sus cuerpos cuando ustedes se
fijan una tarea para el día siguiente. Una sensación similar a la que
ocurrirá mañana cuando estén efectuando su tarea, debería ocurrir ahora
en ustedes en menor grado. Quiero recordar la sensación. Por ejemplo,
quiero ir a acostarme.
Experimento una sensación agradable conjuntamente
con mi pensamiento sobre ello. En este momento, experimento, en menor
grado, esta sensación agradable en mi cuerpo entero. Si se presta
atención, es posible ver claramente esta vibración en uno mismo. Para
esto, hay que estar atento a los tipos de sensaciones que surgen en el
cuerpo. En el momento presente necesitamos comprender el sabor de la
sensación del querer mental.
Cuando ustedes pronuncien estos cuatro términos —"Yo quiero recordarme a mí mismo"— quiero que experimenten lo que voy a decir.
Cuando
ustedes pronuncien la palabra "yo", tendrán una sensación puramente
subjetiva en la cabeza, en el pecho, en la espalda, de acuerdo con el
estado en el que estén en ese momento.
No debo pronunciar "yo"
sólo mecánicamente, como una palabra, sino que debo registrar en mí su
resonancia. Esto significa que al decir "yo", ustedes deben escuchar
cuidadosamente la sensación interna y vigilar de manera que jamás
pronuncien la palabra "yo" automáticamente, no importa cuán a menudo la
digan.
La segunda palabra es "quiero". Tengan sensación con todo su cuerpo de la vibración que ocurre en ustedes.
"Recordarme". En cada hombre, cuando se recuerda, hay un proceso apenas perceptible en medio de su pecho.
"A
mí mismo". Cuando digo "mí mismo", quiero decir la totalidad de mí
mismo.
Por lo general, cuando pronuncio las palabras "mí mismo",
habitualmente me estoy refiriendo ya sea al pensamiento, o al
sentimiento, o al cuerpo. Ahora debemos tomar en cuenta la totalidad, la
atmósfera, el cuerpo y todo lo que pasa dentro de él.
Cada uno de los cuatro términos, por sí mismo, tiene su propia naturaleza y su propio lugar de resonancia.
Si
los cuatro términos resonaran todos en un único y mismo lugar, nunca
sería posible que los cuatro resonaran con igual intensidad. Nuestros
centros son como acumuladores de los que fluye una corriente durante
cierto tiempo si se oprime un botón. Luego se detiene y hay que soltar
el botón para permitir al acumulador que se recargue de electricidad.
Pero
en nuestros centros el gasto de energía es todavía más rápido que en un
acumulador.
Para que nuestros centros, que producen una resonancia cuando pronunciamos cada una de las cuatro palabras, sean capaces de responder, hay que darles reposo por turnos. Cada timbre posee su propia batería. Mientras digo "yo", un timbre responde; "quiero", otro timbre; "recordarme", un tercer timbre; "a mí mismo", el timbre general.
Para que nuestros centros, que producen una resonancia cuando pronunciamos cada una de las cuatro palabras, sean capaces de responder, hay que darles reposo por turnos. Cada timbre posee su propia batería. Mientras digo "yo", un timbre responde; "quiero", otro timbre; "recordarme", un tercer timbre; "a mí mismo", el timbre general.
Hace
algún tiempo se dijo que cada centro tiene su propio acumulador. Al
mismo tiempo, nuestra máquina tiene un acumulador general, independiente
de los acumuladores que pertenecen a los centros. Se genera la energía
en este acumulador general solamente cuando todos los acumuladores
trabajan uno después de otro en una combinación determinada. Por este
medio se carga el acumulador general. En este caso, el acumulador
general se vuelve un acumulador en todo el sentido de la palabra, ya que
la energía de reserva es acumulada y almacenada allí durante los
momentos en que cierta energía no está gastada.
Una característica
común a todos nosotros consiste en que los acumuladores de nuestros
centros se vuelven a llenar de energía sólo en la medida en que ésta es
consumida, de manera que ninguna energía permanece en ellos más allá de
la cantidad gastada.
El prolongar la memoria del recuerdo de sí es
posible al hacer que la energía almacenada en nosotros dure más, si es
que somos capaces de fabricar una reserva de esta energía.
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Extraído del muro de Marcel Ossandón N en Facebook
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