sábado, 23 de noviembre de 2013

Reflexiones sobre la extrañeza y aquello que la sobrepasa - 2 ¿Qué es la extrañeza? - Mercè Duch


Significados según el Diccionario de la lengua española

Extrañeza no es una palabra muy usada, ni en la obra de Silo ni en el lenguaje en general.
 

Pero sí es muy frecuente el uso del adjetivo extraño-a y del verbo extrañar. Estos son los
significados según el Diccionario de la lengua española:

extrañeza
       1. Cualidad de raro, extraño, extraordinario.
       2. Cosa rara, extraña, extraordinaria.
       3. Desvío, desavenencia entre los que eran amigos.
       4. Admiración, novedad.

extraño, ña
       1. De nación, familia o profesión distinta de la que se nombra o sobrentiende, en
       contraposición a propio.
       2. Raro, singular.
       3. Extravagante.
       4. Dicese de lo que es ajeno a la naturaleza o condición de una cosa de la cual forma
       parte.
       5. Seguido de la preposición “a”, dícese de lo que no tiene parte en la cosa nombrada.
       6. Movimiento súbito, inesperado y sorprendente.

extrañar
       1. Desterrar a país extranjero.
       2. Apartar, privar a alguien del trato y comunicación que se tenía con él.
       3. Ver u oír con admiración o extrañeza una cosa.
       4. Sentir la novedad de algo que usamos, echando de menos lo que nos es habitual.
       5. Echar de menos a alguna persona o cosa, sentir su falta.
       6. Afear, reprender.
       7. Rehuir, esquivar.
       8. Rehusarse, negarse a hacer una cosa.

La extrañeza en la obra de Silo

En la obra de Silo se encuentran a menudo las palabras extrañeza, extraño-a, aludiendo a
algo raro, por poco frecuente, por no conocido o por distinto a lo habitual. Estos son sólo
algunos ejemplos (entre paréntesis, el libro de origen):

      Algunos pueblos conocieron esto y actuaron restableciendo la energía mediante
      diversos procedimientos hoy extraños a nosotros.
(La Mirada Interna, Obras Completas 1)
      En los pasos del ascenso se encuentran regiones extrañas de colores
      puros y de sonidos no conocidos.
(La Mirada Interna, O.C. 1)

      Extraños encuentros éstos en los que el anciano sufre por el corto futuro y se refugia
      en su largo pasado.
(El Paisaje Humano, O.C. 1)

      Me quedo observando el extraño sombrero con que está cubierta la cabeza del
      jugador.
(Experiencias guiadas, O.C. 1)

      Y, entonces, surge una extraña oposición: la fuerza moral contra la prepotencia
      económica, política y militar.(
La religiosidad en el mundo actual. Habla Silo. O.C.1)

Sin embargo, en otras citas se advierten otras connotaciones. Lo extraño no es solo algo
poco habitual, sino que es algo que se registra como ajeno, distante, alejado de uno; por
ejemplo en:

      Ni aún lo peor del criminal me es extraño. Y si lo reconozco en el paisaje, lo reconozco
      en mí.
(El Paisaje Interno. O.C.1)

      Pero un tipo particular de objeto es el cuerpo del otro al que intuyo como propiedad de
      una intención ajena. Y esa extrañeza me coloca “visto desde afuera”, visto desde la
      intención del otro. Por ello, la visión que tengo del extraño es una interpretación, un
      “paisaje” que se extenderá a todo objeto que lleve la marca de la intención humana aún
      cuando haya sido producido o manipulado por alguien actual o pretérito.

                        (III. El cuerpo humano como objeto de la intención. El Paisaje Humano. O.C.1)

      ¿Con qué paisaje humano se está enfrentando la injustificada apetencia? Por lo pronto
      con un paisaje humano percibido, diferente al paisaje recordado. Pero además, con un
      paisaje humano que no coincide con el tono afectivo, con el clima emotivo general del
      recuerdo de personas, edificios, calles, oficios, instituciones. Y ese “alejamiento” o
      “extrañeza”, muestra a las claras que todo paisaje percibido es una realidad distinta y
      global de aquella recordada, aún cuando se trate de lo cotidiano o familiar.

                               (V. Distancia que impone el paisaje humano. El Paisaje Humano. O.C. 1)
 
Este significado de lo extraño como lo ajeno resulta más cercano a la cita de la Guía del
Camino Interno.

Existe una segunda opción: en castellano extrañar también es sinónimo de añorar. En ese
caso, en la cita de la guia del camino interno, extrañeza equivaldría a añoranza, es decir a
echar de menos algo del pasado. Se me ocurre que también en ese caso, la extrañeza se
convertiría en una actitud antievolutiva, pariente cercana del deseo de permanecer.
       
Qué o quién es extraño

En muchas ocasiones se aplica el término extraño/a referido a un objeto, normalmente como
sinónimo de algo raro, no habitual, extravagante. El registro que lo acompaña puede ser
desconcierto, sorpresa, acompañado de curiosidad, fascinación, temor, desagrado o
indiferencia, según sus características.
 

Sin embargo, cuando lo que se registra extraño es un ser humano se advierten otras
connotaciones. Sentir extrañeza respecto a un ser humano a menudo va unido a registros de
distancia, alejamiento, desconexión, cuando no va unido a claros registros de temor o
rechazo. Es en este punto donde advierto la extrañeza como la actitud negativa a la que
alude la Guia del camino interno.

Dicho de otro modo, la extrañeza ante un objeto puede ser inocua, mientras que la
extrañeza ante un ser humano me conduce fácilmente por el camino de la degradación o la
resistencia a la evolución.

¿“Yo me siento extraña” o “el otro es un extraño/a”?. Creo que tienen diferente “sabor”, o
más bien diferente dirección (hacia mí o hacia otros) aunque el fondo sea el mismo. Tanto si
el objeto de la extrañeza soy yo misma como si lo es otra persona, tengo registros de
alejamiento y desconexión que fácilmente me pueden llevar a la degradación y el rechazo.

Hay grados de extrañeza, como hay grados de posesión o de celos.

En cualquier caso, la extrañeza me aleja del otro, me hace sentirlo distinto, y eso llevado al
extremo me puede llevar a la negación de lo humano en el otro (¡o en mí misma!). Desde el
registro de la extrañeza hacia alguien, no puedo sentir empatía, no puedo ponerme en su
lugar, no puedo sentir amor y compasión.

O al contrario, cuando me acerco a alguien con la clara intención de conectar, de conocerle,
de comprenderle, la extrañeza se disipa, por mucho que de entrada el otro sea muy distinto
a mí, en sus formas, valores y actitudes, en sus aspiraciones. Puedo no coincidir en nada
con el otro, pero si pongo mi intención en conocerlo y comprenderlo puedo registrar lo
humano en el otro, puedo acompañar sus movimientos internos (aunque no esté de acuerdo
en absoluto con sus elecciones), y eso hace desvanecer la extrañeza.

Si además me esfuerzo en profundizar en mí, buscar lo mejor en mí y buscar lo mejor en el
otro puedo reencontrar ese mágico registro de unidad, puedo intuir que formamos parte de lo
mismo, que somos Uno.

Sin duda, este acercamiento es muy difícil de conseguir, pero me parece uno de los grandes
retos de la evolución personal y fuente de registros de unidad interna.
 

Probablemente es inapropiado decir que la extrañeza va en contra de la comprensión de las
estructuras universales. Más bien, parece que la extrañeza es un estado que debe
sobrepasarse para acceder a la comprensión de las estructuras universales.

La extrañeza elegida

Me parece muy fácil “instalarme” en la extrañeza como es fácil instalarse en los celos o la
posesión. Como en toda vía de bajada basta dejarse resbalar por la pendiente, saborear el
contradictorio gusto a reclamo y rechazo. Contradictorio porque al tiempo de ser una actitud
cómoda y contagiosa, produce también sufrimiento y claros registros antievolutivos (si me
tomo el trabajo de atender a la propia interioridad, al propio registro).

La extrañeza va unida al desconocimiento, a la desconexión, a la desconfianza, al temor.
 

Desde ahí es muy fácil el rechazo. Puedo entender que incluso es fácil el odio al extraño.
 

Desde esa posición además me siento liberada de toda responsabilidad hacia el otro. El otro,
en tanto extraño, no tiene nada que ver conmigo y por tanto no son de mi incumbencia su
dolor y su sufrimiento, no son asunto mío las condiciones en que vive.
 

Desde ahí me parece comprender muchos aspectos de las relaciones humanas, desde el
profundo individualismo de la sociedad actual, hasta la dificil relación entre culturas. Los
conflictos en la convivencia se expresan en diferentes grados de discriminación y violencia,
desde la mirada desconfiada a un vecino de otra cultura hasta la guerra étnica.

La extrañeza aprendida
 
En este punto es fácil reconocer que la extrañeza como desconfianza respecto al extraño es
una actitud inducida por el sistema, aprendida desde el paisaje de formación. Desde
pequeños se nos enseña a desconfiar del desconocido, de la misma forma que luego vamos
aprendiendo a distanciarnos del diferente, a discriminar al que no se reconoce como igual, a
rechazar al recién llegado, etc. El sistema actual (afortunadamente en franca decadencia)
alimenta la extrañeza como alimenta la posesión o la venganza. Forma parte de los
argumentos que llevan al individualismo, a la soledad, al temor, a aquello que provoca
sufrimiento en el ser humano.

La extrañeza como ilusión

Es extraño lo que no reconozco. Me siento extraña cuando me parece tener registros no
habituales. Me parecen extrañas las personas o las culturas en las que no me reconozco, en
las que sólo registro lo diferente. Es seguro que si busco en lo profundo, encontraré lo que
nos une y entonces la extrañeza desaparece o pierde toda importancia.

En realidad, la extrañeza se da cuando mi mirada no profundiza. Podríamos decir que es un
error, o una insuficiencia, en el mirar.

Dicho de otro modo, cuando voy más allá de mis prejuicios, de mis creencias, de la capa
más superficial y externa de mis copresencias, cuando amplío mi mirada, desaparece toda
extrañeza. O más bien me doy cuenta de que era una ilusión.

La extrañeza como paso de un proceso

Puedo ver la extrañeza en dinámica, como un paso de un proceso.

Tanto en la vida cotidiana, en estado de vigilia normalizada, como en la búsqueda de lo
profundo, puedo encontrarme en estado de extrañeza. Puedo sentir extrañeza ante un
objeto, un ser humano, una situación, una idea, un registro... Ese estado no solo no es
negativo en sí mismo, sino que puede ser el primer paso de un aprendizaje importante. ¡En
cuántas ocasiones el maestro busca provocar el desconcierto como paso previo a la
pregunta y la investigación por parte del discípulo!

Me parece que la extrañeza se convierte en negativa cuando no se evoluciona más allá,
cuando se constituye como lo dado. Es decir, cuando se pretende detener el proceso de
conocimiento o de acercamiento que debería seguir a la inicial extrañeza.

Resulta muy de agradecer, entonces, la extrañeza si se la considera una señal, un aviso de
algo en lo que hay que profundizar.

¿Hasta dónde llega la extrañeza?

En los círculos familiares, de amigos, tal vez de trabajo, uno va haciendo “suyos” a otros, a
los que ama, desea lo mejor para ellos, vela por ellos. De alguna forma uno se hace
responsable de su bienestar. Este círculo de entrega y afecto es normalmente muy reducido.

La propuesta de Silo de profundizar en el amor y la compasión conduce sin duda a ampliar
más y más esa red de afecto. Lleva a la aspiración de amar a la humanidad, cosa
extremadamente difícil, más allá de una declamación o una declaración de buenas
intenciones.

Cuando en el primer capítulo de La Mirada Interna Silo dice “Aquí hay alegría, amor al
cuerpo, a la naturaleza, a la humanidad y al espíritu”
propone una aspiración profunda, un
estilo de vida, un propósito.

¿Quién soy?, ¿hacia dónde voy?, la extrañeza más profunda

No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿quién soy?”
No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿hacia dónde voy?”
No dejes pasar un día sin responderte quién eres.
No dejes pasar un día sin responderte hacia dónde vas.

                                      (Fragmento de El Camino, incluido en El Mensaje de Silo)

Cuando Silo propone preguntarse y responderse cada dia a esas dos preguntas, “¿quién
soy?”
y “¿hacia dónde voy?”, ¿acaso no está proponiendo afrontar la extrañeza más
profunda, la extrañeza ante uno mismo, la extrañeza ante el sentido de la vida?

En este punto, la extrañeza se me aparece como una señal, una ayuda en la búsqueda de lo
profundo, un registro que agradezco porque me recuerda que no hay nada más importante
que esa búsqueda humilde, cuidadosa y permanente.

Volviendo a la Guía del Camino Interno, me parece entender lo que tienen en común la
extrañeza, el odio, la posesión, la venganza o el deseo de permanecer: van contra la
evolución, tienen en común negar lo humano.
 


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2 ¿Qué es la extrañeza? - 

3 Experiencias personales de extrañeza y de su total ausencia - http://omarpal.blogspot.com.ar/2013/11/reflexiones-sobre-la-extraneza-y_849.html

Anexo. Proceso personal en la elaboración de este aporte - http://omarpal.blogspot.com.ar/2013/11/reflexiones-sobre-la-extraneza-y_23.html
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Extraído de: http://www.parcodena.org/es/actualitzacio/presentacio-monografia-merce-duch
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