No es lo mismo que uno reciba estímulos en forma pasiva, y responda a ellos como lo hace de hecho habitualmente, a que la actitud sea atenta y activa.
Hay un espacio cuando la atención es activa entre el estímulo que llega y la respuesta consciente que uno da.
Los mecanismos de reversibilidad permiten en este caso no dar simples respuestas reflejas, sino respuestas intencionales desde una dirección mental más clara y precisa.
Los reflejos de memoria suelen jugar malas pasadas, y no lo digo con el espíritu de agrandar el tema hacia lo dramático,
sino en el sentido de estar atentos a como opera la memoria en cada momento presente.
Cada
acto que pretende ser distinto a lo que venimos haciendo se encuentra
con la inercia de la memoria a repetir los mismos actos (funciona por
ahorro energético).
La memoria nos brinda identidad, más es la resistencia que frena todo cambio.
Y no cambia lo que no tiene vida,
y todo en nosotros y en el universo que nos rodea y del cual somos parte viva y activa
es fluidez, cambio, transformación, evolución, transmutación y expansión.
Como siempre, hay que estar atentos.
Atentos a las imágenes, datos, y reflejos de la memoria.
Atentos a los estímulos provenientes de los sentidos.
Atentos a lo que imaginamos y proyectamos a futuro.
Atentos, ya que la atención es la puerta de entrada hacia lo profundo, lo expansivo y luminoso,
es la puerta de entrada hacia el gran silencio que nos habla sin palabras y guía.
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Texto ampliado el 16-04-2018 - 16:30 Hs.
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Texto ampliado el 16-04-2018 - 16:30 Hs.
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