Las palabras en general suelen ser engañosas, si es que quien las emite es engañoso en su intención.
Las palabras en sí mismas en realidad no son ni engañosas ni no-engañosas,
sino una herramienta que utilizamos en la relación con los demás y con nosotros mismos.
Las palabras no tienen un valor en sí mismo, sino el que nosotros les demos.
Igualmente siempre es interesante trascender toda palabra, trascender todo signo y símbolo,
para conectar con una comunicación más profunda con nosotros mismos.
Y quizás desde ahí una comunicación más profunda, con los otros seres humanos, y con la vida en general, se de.
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