domingo, 10 de noviembre de 2013

Wahdat-e-din: sobre la unidad (trascendente) de las religiones - Abdennur Prado


No cabe la menor duda de que la idea de una “unidad (trascendente) de las religiones” es una de las enseñanzas más básicas del Corán, repetida una y otra vez, tanto de forma literal como velada, de modo que no quede la menor duda al respecto. Existe un hadiz donde Muhámmad afirma: “Los profetas son hermanos e hijos de diferentes madres, pero su religión es una” (Bujari y Muslim). Uno de los arkan al-iman es la creencia en todos los profetas, y otro la creencia en todos los libros revelados. Solo los ignorantes más recalcitrantes pueden afirmar que el Corán rechaza el pluralismo religioso. ¡Eso equivale a rechazar a los enviados de Al-lâh! Por eso, aquellos que afirman que el islam es la única religión legítima en realidad rechazan y ocultan los mensajes de Al-lâh. En este caso, el rechazo sería tanto de las religiones anteriores al islam, como de los numerosos versículos en los cuales el Corán afirma que los musulmanes son aquellos que creen en el Corán y en todas las revelaciones anteriores. Dice Al-lâh en el Corán:

Di: “Creemos en Al-lâh
y en lo que se ha hecho descender para nosotros,
y en lo que se hizo descender para Abraham, Ismael, Isaac, Jacob
y sus descendientes, y en lo que Moisés, Jesús
y todos los profetas han recibido de su Sustentador:
no hacemos distinción entre ninguno de ellos.
Y a Él nos entregamos.”
(Corán 3: 84)

Todas las religiones reveladas son vías de salvación legítimas:

Ciertamente, los que creen [en esta escritura divina],
los que profesan el judaísmo, los cristianos y los sabeos
—todos los que creen en Dios y en el Último Día y obran con rectitud—
tendrán su recompensa junto a su Sustentador;
y nada tienen que temer ni se lamentarán.
(Corán 2: 62)

Quien no cree en el origen divino de todas las revelaciones, simplemente no puede ser calificado como musulmán. Entre los libros revelados en que el musulmán debe creer, el Corán cita explícitamente la Tora y el Evangelio (3: 3-4). El Corán nos dice que no contiene nada nuevo, que se trata de una confirmación de lo que contienen la Tora y el Evangelio, del mismo modo que el Evangelio era una confirmación de la Tora (5: 46). También nos dice que su contenido se halla en todos los libros antiguos de sabiduría: no hay nada nuevo en el Corán. Por lo menos, no en cuanto a sus contenidos esenciales, en cuanto a su mensaje eterno. Desde el punto de vista coránico, todos los libros revelados contienen la misma revelación con diferente forma. En consecuencia, el Corán no pide a los judíos que abracen el islam, sino que sean fieles a su propia tradición, según el ejemplo de los rabinos más antiguos (5: 43-44). También exhorta a los seguidores de Jesús a seguir lo que dice el Evangelio (5: 47).

Todo esto tiene su base en los versículos coránicos que hablan sobre la matriz del Libro, la matriz eterna e increada de la revelación, de la que surgen las revelaciones sucesivas, como manifestaciones concretas de un mismo mensaje.

En un sentido profundo, las religiones son una. Pero son distintas en cuanto a sus ritos y sus creencias exteriores. El Corán es claro a la hora de afirmar esta diversidad como querida por Al-lâh, incluida la diversidad de sharias.

A cada uno de vosotros le hemos asignado una ley
y un modo de vida [distintos]. Y si Dios hubiera querido,
ciertamente, os habría hecho una sola comunidad:
pero [lo dispuso así] para probaros en lo que os ha dado.
¡Competid, pues, unos con otros en hacer buenas obras!
Habréis de volver todos a Dios: y, entonces,
Él os hará entender aquello sobre lo que discrepabais.
(Corán 5: 48)

Lo cual señala a algo importante: la necesidad de seguir fielmente una sharia. Es decir: la idea de la unidad trascendente de las religiones no conduce a una disolución de las mismas, sino a un reforzamiento de sus particularidades. Por eso no se habla de una unidad externa de las religiones, lo cual es un absurdo, sino de una unidad trascendente, que solo puede producirse sobre la base de la aceptación de su diversidad. Y eso incluye el respeto al derecho de los seguidores de todas las religiones a regirse por su Sharia. Por desgracia, el concepto de tolerancia vigente en occidente es muy limitado, está todavía en sus comienzos.

En fin, ya he escrito ampliamente sobre esto: http://paradigmainterreligioso.wordpress.com/71-2/

2. La unidad de las religiones en la tradición islámica

Siendo parte básica del mensaje del Corán, esta idea ha tenido un amplio desarrollo en la tradición. Una muestra la podemos encontrar en Ahmad ibn Muhammad Ibn Miskawayh, citado habitualmente como Ibn Miskawayh (932-1030). Este gran filósofo, historiador y poeta musulmán escribió una obra titulada Al-hikmat al-khalidah (la sabiduría eterna o increada) en el cual recopilaba sentencias e ideas de sabios de diversas épocas, mostrando que existía una identidad más allá de la apariencia, y postulando la existencia de una sabiduría perenne común a toda la humanidad.

Hemos ya citado un famoso dicho del Profeta Muhámmad (saws): “Los profetas son hermanos e hijos de diferentes madres, pero su religión es una” (Bujari y Muslim). De ahí surge otro término que aparece en la tradición islámica: Wahdat-e-din, la unidad de la religión. Este término fue utilizado en el siglo XVIII por el pensador indio Shah Waliyullah (1703–1762), y desarrollado ampliamente en su Tafsir del Corán por Maulana Azad (1888–1958), precisamente comentando los versículos coránicos que sobre los que se fundamenta la idea de la unidad trascendente de las religiones.

Al-hikmat al-khalidah (la sabiduría perenne) y Wahdat-e-din (la unidad de las religiones) son pues conceptos acuñados por autores musulmanes.

Las citas de autores musulmanes en esta línea son tan numerosas que llenarían numerosos tomos. En especial, existen centenares de dichos de los sufíes que reflejan esta visión coránica del pluralismo religioso, y de máximo respeto a todas las religiones reveladas, sobre la base de que todas ellas son emanadas desde el Uno-Único. Citamos algunas:

Ibn ‘Arabî de Murcia (al-Andalus, 1165-1240): “¡Guárdate de atarte a una religión en particular rechazando las demás! Si tal haces, no obtendrás de ello gran beneficio. Peor aún, no conseguirás el verdadero conocimiento de la realidad. Trata de hacer de ti Materia Prima para todo tipo de creencia religiosa. Dios es demasiado grande y amplio para quedar confinado en una sola religión”.

Otra cita de Ibn ‘Arabi: “Todas las religiones reveladas son luces. Entre estas religiones, la religión revelada por Muhámmad (saws) es como la luz del sol sobre las luces de las estrellas. Cuando el sol aparece, las luces de las estrellas quedan ocultadas, y sus luces incluidas en la luz del sol. Su quedar ocultas equivale a la abrogación de las otras religiones reveladas que se lleva a cabo a través de la religión revelada por Muhámmad (saws). Sin embargo, de hecho existen, del mismo modo en como la existencia de las luces de las estrellas se actualiza. Esto explica por qué nuestra religión todo-inclusiva nos ha requerido que tengamos fe en la verdad de todos los mensajeros y de todas las religiones reveladas. Estas no han sido declaradas nulas por abrogación –esta es la opinión de los ignorantes.

Aún otra cita de ibn ‘Arabi: “Cuando uno adquiere una cantidad infinitesimal del Amor, se olvida de ser musulmán, zoroastriano, cristiano o infiel.”

Y Mansur Hallay (Iraq, 857-922): “He reflexionado acerca de las denominaciones confesionales esforzándome en comprenderlas. Ahora considero que existe un principio único con numerosas ramificaciones. Por eso, no pidáis a una persona que adopte determinada denominación confesional; con ello la desviarías del Principio, que es solio y fundamento. A esa persona ha de venir a buscarla el propio Principio en el que se dilucidan todas las grandezas y todas las significaciones. Entonces la persona comprenderá…”

Yunus Emre (Chiraz, 1184-1256): “Como un compás, tenemos un pie fijo en el islam y con el otro viajamos dentro de otras religiones.”

Abu-l-Fadl Allami (India, 1551-1602): “¡Señor! Un día visito la iglesia, otro día la mezquita; pero de templo en templo, sólo a Ti voy buscándote. Para tus discípulos no hay herejía, no hay ortodoxia; todos pueden ver Tu verdad sin velos. Que el herético siga con su herejía y el ortodoxo con su ortodoxia. Tu fiel es el vendedor de perfumes: necesita la esencia de rosas del divino Amor.”

El poeta y santo Mazhar Jan-i-Janan (Delhi, 1699-1781), escribió una carta a uno de sus discípulos: “Debes saber que el Misericordioso, al principio de la Creación, envió un libro llamado Veda; este es el antecedente de los libros sagrados de los indios. Este libro tiene cuatro partes [Rig Veda, Sama Veda, Yajur Veda y Atharva Veda] y a través de él se regulan los deberes de las gentes en este mundo y en el próximo, a través de las instrucciones del divino Brahma, que es omnipotente. Ahora, debemos recordar que el Corán establece: Y no hay un pueblo al cual no haya sido enviado un Advertidor [35:24]; y A todas las tierras hemos enviado un Advertidor [25:51]. Así pues hubo profetas en la India al igual que en otros países, y su memoria ha debido quedar recogida en sus libros. ¿Cómo podría Dios, el Benefactor, el Misericordioso, haber dejado fuera de su gracia a una parte tan extensa de la tierra?”.

‘Abd al-Karim al-Yili (m. 1428), uno de los más importantes herederos de la doctrina de Ibn ‘Arabi, discute sobre el origen de la diversidad religiosa:

“Diez grupos son el origen de todas las diferencias religiosas (las cuales son demasiado cuantiosas para enumerarse) y todas las diferencias giran alrededor de estos diez grupos. Estos son: politeístas, naturalistas, filósofos, dualistas, magos, materialistas, brahmanes, judíos, cristianos y musulmanes. En cada uno de estos grupos, Dios ha creado a gente cuyo destino es el Cielo y ha creado a gente cuyo destino es el Fuego. ¿No has visto cómo los politeístas de épocas pasadas que vivieron en regiones a las cuales no alcanzó el profeta de aquel tiempo, se dividen entre los que hacen el bien, a quienes Dios recompensa, y los que hacen el mal, a quienes Dios castiga con el Fuego? Cada uno de estos grupos adora a Dios, tal y como Dios desea ser adorado, ya que Él los creó para Sí, y no para ellos mismos. Así, ellos existen tal y como fueron creados. [Dios], sea glorificado y exaltado, manifestó Sus nombres y atributos a estos grupos mediante Su esencia y todos los grupos Lo adoran [a su modo].”

Para Yili existen politeístas y materialistas que son verdaderos creyentes y gentes del Paraíso, y existen gentes que se denominan musulmanes que están destinados al Fuego. Esto les resultará incomprensible para quienes consideren al islam como una religión histórica, siendo incapaces de comprender el porque Al-lâh llama musulmanes a seguidores religiones anteriores: Noé (Corán 10: 72); Abraham y sus descendientes (Corán 2: 128-132); el profeta José (Corán 12: 101); los hechiceros del Faraón, cuando reconocen su derrota (Corán 7: 126).

Esto incluye al el Pueblo de Israel (Corán 10: 84) y a los apóstoles de Jesús (Corán 7: 52). Por eso, no hay contradicción alguna si llamamos musulmanes a judíos, cristianos, hindúes, budistas… Como los apóstoles de Jesús, son musulmanes en el sentido primordial de esta palabra: personas que reconocen su dependencia del Creador de los cielos y la tierra.

Como conclusión: el Corán afirma que musulmán es aquel que cree en lo revelado en el Corán y en todas las revelaciones anteriores. Quien no cree que el cristianismo, el judaísmo, etc., son religiones reveladas por Al-lâh, ese no es considerado musulmán por Al-lâh. Es uno de aquellos que, en palabras de Yili, se consideran a si mismos musulmanes, pero solo lo son en apariencia: su ignorancia y su fanatismo los condena. De hecho, la ignorancia y el fanatismo son el Fuego.

3. La idea de la filosofía perenne en occidente

La idea de la “sabiduría o filosofía perenne” es cualquier cosa menos occidental, por lo menos en su origen. Existen formulaciones muy antiguas, en especial en las tradiciones orientales. La idea de que todas las religiones son distintas manifestaciones de un mismo mensaje puede encontrarse tanto en corrientes del hinduismo, como en el islam o el taoísmo.

Esta idea ha llegado muy tarde a occidente, tan solo en el momento en el cual el cristianismo ha dejado de ser la única religión permitida, dándose paso a un cierto pluralismo. Es en este momento cuando determinados autores occidentales descubren esta idea, que toman de las tradiciones orientales, especialmente del hinduismo, del taoísmo y del islam. La pretensión de que la idea de una “unidad trascendente de las religiones” tiene su origen en occidente, o tiene algo que ver con el cristianismo, no es sino una muestra de chovinismo occidental. Algo que no se le puede achacar a Aldous Huxley, el cual cita a autores hindúes, budistas y musulmanes como sus antecedentes.

No es cierto que el término “filosofía perenne” fuese acuñado por Leibniz, aunque así lo pretenda Aldous Huxley. Suele atribuirse a Agostino Steuco en su libro De perenni philosophia libri X (1540), un servidor del Papa, defensor de la escolástica. Más interesante es Moisés Amyraud, teólogo protestante francés (1596-1664), autor de un Tratado de las religiones contra los que las creen indiferentes. Fue condenado como hereje, tanto por los católicos como por sus correligionarios protestantes. Uno de sus alumnos en la Universidad de Samur fue el cuáquero William Penn, considerado como “fundador” (más bien propietario) de Pennsylvania y abanderado de la libertad religiosa, autor de The Great Case of Liberty of Conscience Once More Debated & Defended (1670).

Más importante que establecer los orígenes del término en occidente, es conocer el contexto en el cual esta idea se desarrolla, y sus implicaciones. La idea de la unidad de las religiones en Al-lâh tiene en occidente una connotación teológica muy clara: es una idea central en la lucha contra el trinitarismo. De ahí que fuese profesada mayoritariamente por los unitarios de los siglos XVII-XVIII, ya sean servetistas, socianos, u otros. También fue aceptada por algunos cuáqueros y anabaptistas. Todos ellos desarrollaron la idea de la tolerancia religiosa.

El unitarismo tiene una historia muy potente en Transilvania, bajo la protección otomana. Pocos europeos conocen el Edicto de Turda (1568): la primera proclamación de tolerancia religiosa desarrollada por un gobierno europeo de la edad moderna, incluyendo la libertad de conciencia. Según la historiadora (y reverenda de la Iglesia Unitaria Universalista) Susan Ritchie, dicho edicto no fue sino una adaptación de las leyes otomanas. Uno de sus promotores, el gran Ferenc David, no solo rechazaba la trinidad, sino que llegó a pedir a los cristianos que dejasen de adorar a Jesús. Murió en prisión.

Uno de los autores influenciados por la controversia entre unitarios y trinitarios fue Jonh Locke, el famoso autor del Tratado del entendimiento humano. Cuando Locke publicó su Carta sobre la tolerancia, en el 1689, defendiendo la libertad religiosa y de conciencia, es instructivo saber que fue acusado de unitario y de haber tomado esta doctrina del Corán. Locke escribió dos libros en los cuales se defiende de las acusaciones, afirmando ser un seguidor del Evangelio, y que precisamente por eso rechaza la trinidad y la divinidad de Jesús.

Como conclusión provisional, diremos que la idea de la tolerancia religiosa se consolidó en Europa por dos motivos principales: 1) la necesidad de llegar a una paz entre las diferentes ramas del cristianismo, en el contexto de la reforma protestante y 2) la influencia del islam, a través del modelo otomano de las millet.


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Extraído de:  http://abdennurprado.wordpress.com/2012/06/18/wahdat-e-din-sobre-la-unidad-trascendente-de-las-religiones/
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