Juan Esponda lo puso como comentario y otros escribieron a mi dirección personal –es preferible el procedimiento de Juan- para sugerirnos que ampliáramos sobre los modos de comunicación que utilizó la coalición de izquierda durante el gobierno de Salvador Allende en Chile.
Recordemos que en ese período -1970-73- el pueblo chileno estuvo informado al detalle de los medidas que tomaba el gobierno e incluso fue consultado en muchas ocasiones.
Hubo una decisión política de comunicación y la gente conocía y argumentaba con los elementos que le brindaba la propaganda didáctica y sencilla que recibía directamente y luego encontraba en los medios.
El gobierno le encargó a dos intelectuales, el chileno Ariel Dorfman y el belga Armand Mattelar -autores de un libro clave: “Para leer al Pato Donald”- y a un grupo de profesores y estudiantes franceses el tema de la comunicación de la administración socialista con el pueblo.
Ese libro es algo serio. Es un «manual de descolonización», tal como lo describen sus autores, que analiza las historietas publicadas por Disney para Latinoamérica. En sus propias palabras leemos: “la tesis principal es que las historietas no sólo son un reflejo de la ideología dominante sino que, además, son cómplices activos y conscientes de la tarea de mantenimiento y difusión de esa ideología”.
Ellos utilizaron técnicas similares para comunicar las medidas del gobierno. La idea -simple y práctica- fue que cada decisión política se explicara mediante historietas que se repartían en la base social, muchas veces antes de ser comunicadas oficialmente, o en forma simultánea.
Los comunicadores se movían en los locales de barrio, escuelas (fuera del horario de clases), hospitales, etcétera y, por supuesto, en los medios de comunicación visuales y radiales.
Además de historietas había diálogos radiales entre personajes de la calle; o bien entre un personaje conocido con otro que le preguntaba; diálogos con giros y expresiones populares. Así de sencillo se hacía el esclarecimiento que no estaba centrado en lo ideológico sino en los hechos del gobierno.
La historieta se sigue utilizando como medio de comunicación de ideas, ideología y programas pero, además, actualmente hay más posibilidades visuales. Citamos ese estilo porque era el más moderno en su época y porque no fue ocasional sino constante; fue -insistimos- una forma de comunicación que surgía al mismo tiempo que la medida. Cuando llegaba a la prensa -que generalmente la distorsionaba- ya había llegado al pueblo y este defendía las medidas.
Estuvimos en Chile un mes en enero de 1972 y luego en varias ocasiones. En todas conversamos con muchas personas del pueblo. Estaban felices de entender lo que pasaba, de opinar y defender al gobierno a cuyo lado se mantuvo firme.
Sugerimos leer el libro -es ameno, además- porque tiene gran parte del fundamento de una propaganda eficaz Está escrito con una óptica marxista pero -imaginamos- nadie le teme a la ideología. “Para leer al Pato Donald” (comunicación de masa y colonialismo), Buenos Aires, Siglo XXI, 1972.
.Lo anterior no es todo lo que hizo Allende en esa materia. Fue sólo un ejemplo de las ventajas de comunicar y para señalar que hay donde aprender. Solo hay que tomar la decisión.
El gobierno le encargó a dos intelectuales, el chileno Ariel Dorfman y el belga Armand Mattelar -autores de un libro clave: “Para leer al Pato Donald”- y a un grupo de profesores y estudiantes franceses el tema de la comunicación de la administración socialista con el pueblo.
Ese libro es algo serio. Es un «manual de descolonización», tal como lo describen sus autores, que analiza las historietas publicadas por Disney para Latinoamérica. En sus propias palabras leemos: “la tesis principal es que las historietas no sólo son un reflejo de la ideología dominante sino que, además, son cómplices activos y conscientes de la tarea de mantenimiento y difusión de esa ideología”.
Ellos utilizaron técnicas similares para comunicar las medidas del gobierno. La idea -simple y práctica- fue que cada decisión política se explicara mediante historietas que se repartían en la base social, muchas veces antes de ser comunicadas oficialmente, o en forma simultánea.
Los comunicadores se movían en los locales de barrio, escuelas (fuera del horario de clases), hospitales, etcétera y, por supuesto, en los medios de comunicación visuales y radiales.
Además de historietas había diálogos radiales entre personajes de la calle; o bien entre un personaje conocido con otro que le preguntaba; diálogos con giros y expresiones populares. Así de sencillo se hacía el esclarecimiento que no estaba centrado en lo ideológico sino en los hechos del gobierno.
La historieta se sigue utilizando como medio de comunicación de ideas, ideología y programas pero, además, actualmente hay más posibilidades visuales. Citamos ese estilo porque era el más moderno en su época y porque no fue ocasional sino constante; fue -insistimos- una forma de comunicación que surgía al mismo tiempo que la medida. Cuando llegaba a la prensa -que generalmente la distorsionaba- ya había llegado al pueblo y este defendía las medidas.
Estuvimos en Chile un mes en enero de 1972 y luego en varias ocasiones. En todas conversamos con muchas personas del pueblo. Estaban felices de entender lo que pasaba, de opinar y defender al gobierno a cuyo lado se mantuvo firme.
Sugerimos leer el libro -es ameno, además- porque tiene gran parte del fundamento de una propaganda eficaz Está escrito con una óptica marxista pero -imaginamos- nadie le teme a la ideología. “Para leer al Pato Donald” (comunicación de masa y colonialismo), Buenos Aires, Siglo XXI, 1972.
.Lo anterior no es todo lo que hizo Allende en esa materia. Fue sólo un ejemplo de las ventajas de comunicar y para señalar que hay donde aprender. Solo hay que tomar la decisión.
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Extraído de: "El Blog de Luis Ammann" - http://luisammann.com.ar/
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