miércoles, 10 de agosto de 2011

Del riesgo - Mawlânâ Rûmî - Comentario: Halil Bárcena


"Arriésgalo todo por amor,
si verdaderamente estás vivo
como un ser humano de verdad.
Si no, márchate de esta reunión.
Las medias tintas jamás alcanzan
la majestuosidad"

Mawlânâ Rûmî

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La senda sufí constituye toda una aventura, cuyo secreto es el riesgo. Y, por eso mismo, porque es una aventura, posee algo de locura. ¡Hay que estar un poco loco para tomar ciertas rutas!

Sin embargo, no nos confundamos, la locura del derviche es sólo aparente. El derviche es intrépido y atrevido, pero jamás un temerario; no sabe adónde va, pero sí lo que hace.

En realidad, es la propia senda sufí la que es una locura. Sin embargo, quien transita dicha senda, el derviche, es siempre alguien muy cuerdo.

Escalar una montaña escarpada es ya de por sí una locura, pero el escalador jamás puede ser un loco, porque le va la vida en cada centímetro que escala; un solo paso en falso y se va a pique.

A mayor locura, pues, más cordura. Esa parece ser la máxima derviche. Quien no lo arriesga todo por amor, que es la aventura por excelencia, jamás obtendrá nada.

La lógica particular del amor es esa: darlo todo sin pedir nada a cambio.

Sólo el riesgo de la aventura nos hace sentirnos plenamente vivos. Y es que eso es la vida, un constante reto o ibtilâ'. Como afirman los derviches, nuestras vidas son instantes de ibtilâ', esto es, de reto o prueba.

Por el hecho de estar vivos, todos somos invitados por la propia vida a reaccionar, a desatar nuestro universo interior. Lo importante no son nuestras circunstancias, sino nuestras reacciones ante ellas.

Por eso, hay quien se desplaza constantemente en la vida, pero jamás se mueve del mismo lugar; nunca cambia nada. No basta con seguir la corriente, hay que hacer algo más para despertar.

Quien busque en el sufismo la seguridad que otorgan las creencias o dar sentido a su vida, quien no esté dispuesto a aceptar que la vida es un reto constante y a arriesgarse en todo momento por amor, vale más que abandone la morada del derviche.

Y es que la senda sufí no es para flojos o apocados, ni tampoco para quienes desean llenar su vacío interior con ideas, conceptos o creencias, que, a la postre, no son más que impedimentos para el propio amor.

Halil Bárcena
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Extraído de: http://instituto-sufi.blogspot.com/search/label/Perlas%20suf%C3%ADes
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