En una jânaqa, un maestro sufí les explicaba a los discípulos y amigos allí reunidos, durante un sohbet:
__ Un hombre bueno es aquel que trata a los demás como a él le gustaría ser tratado.
Un hombre generoso, por su parte, es aquel que trata a otros mejor de lo que él esperaría ser tratado.
Pero, un hombre sabio es quien sabe de qué manera él mismo y los otros deberían ser tratados; de qué manera e incluso hasta qué punto.
Alguien entre los presentes (dado a juzgar y clasificar, a lo visto), preguntó:
__ Pero, maestro, ¿qué es mejor: ser bueno, generoso o sabio?
El maestro, sin apenas pestañear, contestó:
__ Si eres sabio, no tienes que estar obsesionado todo el día con ser bueno o generoso.
Sólo estás obligado a hacer en cada momento lo que es necesario.
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