martes, 16 de agosto de 2011

Poética Menor - H. van Doren


 "... El lenguaje común menciona cosas exteriores,  por lo tanto ilusorias. 

La realidad habla por boca del Poeta".
Microcosmos 

Nosotros decimos así:
Toda verdad es triple, toda pregunta es triple y toda respuesta es triple.

Debes antes que otra cosa, aprender a preguntar. De otro modo no obtendrás respuesta. 


Aprende a preguntar de una sola manera, es decir: triplemente.

La razón verdadera en el corazón falso, produce la hipocresía.


El sentimiento verdadero en la cabeza falsa, produce la estupidez.


La acción verdadera en la cabeza falsa, produce el regreso de la acción y en el corazón falso, la humillación.


Si falsa es la acción y la cabeza verdadera, el vacío irá adelante.


Cuando la cabeza, el corazón y la acción están falseados, según las proporciones de la mezcla, producirán la venganza, la envidia, la desazón, el aburrimiento y el "no".


Dice "sí" quien piensa, siente y actúa verdaderamente y "verdaderamente" va en dirección única que es triple.

Has de saber finalmente que la pregunta es por el individuo en proceso y desde perspectivas diferentes. 


El individuo es estático, el proceso dinámico y las perspectivas dependen de los intereses de quien pregunta.

Dicho esto, hablemos de los individuos.


Toda forma es triple y se presenta como: 


generación — regresión — selección — inestabilidad — desplazamiento o desvío — tendencia — plan — polaridad — energía — vitalidad.

Nada hay que no tenga esas presentaciones y cada una de ellas es un individuo triple.

Ahora bien. Todo ser refleja esos individuos en distinta proporción y eso da a cada cosa su sustancialidad.
Trabajamos con los individuos del siguiente modo:

Trajimos máquinas para medir y producir.

Cuando quisimos dar vida a algo, lo colocamos en el centro.


Por encima pusimos un ámbito mayor que él, por debajo todo los elementos propios de su composición y a sus costados un medio adecuado.


Este medio entraba y salía de nuestro individuo, pero también el individuo estaba conectado con el macrosistema de arriba y el microsistema de abajo.

Por tanto, nuestros individuos (a los que queríamos dotar de vida) eran como triángulos conectados en sus tres vértices con otro sistema.

Mientras el sistema mayor actuaba por influencias o cósmicamente y su función era dar ciclos y ritmos apropiados, el menor lo hacía alquímicamente, siendo su trabajo el de formar y transformar substancias en el interior del triángulo.


En cuanto al medio, colocamos en él (y a los costados de nuestros individuos) cuatro figuras vibratorias distintas que con el correr de los tiempos fueron confundidas con estados materiales, llamándoselas: "oros", "copas", "sables" y "caduceos".

Cada una de las figuras vibratorias poseía cinco momentos y esto nos permitía adecuar las proporciones de vibración del medio. Posteriormente, a los momentos se los recordó en los juegos como: "rey", "reina" "alfil", "caballo" y "torre".
En los diversos juegos, efectivamente, quedaron grabadas nuestras máquinas. 


Todos ellos surgieron de inadecuados tratamientos de sus partes. Sólo quedó un juego que refleja a todas las máquinas completas. El mismo es una máquina de máquinas. 


El es el juego completo con el que se pregunta y responde y mediante el cual los individuos, los procesos y las intenciones quedan develados.

Finalmente, usamos tres máquinas iguales para ámbitos desiguales y colocamos en cada uno de ellos al macrosistema, al individuo y su medio y al microsistema.

Las tres máquinas giraban sincronizadamente en un único sentido posible y estaban conectadas entre sí de un único modo posible, pasando elementos de unas a otras.

De modo que esa forma repetida en tres era una y servía para componer y descomponer. Así como otra máquina era también una en su forma y distinta a la anterior, ya que se aplicaba a todo proceso, siendo numerosa la materia de cada proceso y distinta en cada caso.
Las formas de la máquina de composición y de la máquina de proceso eran distintas entre sí, pero estaban conectadas en un punto.

Ese punto fijaba el nivel de trabajo de la totalidad. 


El nivel manejado desde el punto, respondía a nuestras intenciones. 


Podíamos gracias a él subir hasta las esferas más grandes y distantes o bajar a los planos más pequeños y por eso también, distantes. 


Cada paso por un plano más amplio o restringido correspondía a una tríada intencional ascendente o descendente.

Para comprender el estado de cualquier individuo, conviene retener que todo está en proceso y que los individuos mantienen su identidad en los distintos pasos, hasta que a veces logran independizarse de las condiciones de su origen. 


Si algún individuo se independiza de esas condiciones a lo largo de su proceso, es porque perdió su identidad y se transformó en otro. 


A ese fenómeno lo llamados "transmutación". 


Pero no debe suponerse que todo individuo se libera de las condiciones, siendo que involuciona a veces, que queda fijado a una etapa, o que evoluciona sin perder su identidad... sin transmutarse.

Dicho esto, expliquemos los pasos de la máquina de proceso desde el comienzo a la transmutación con cualquier individuo introducido en ella, comprendiendo que todo individuo estaba en ella y que nada existía afuera.

Era una máquina espiralada que conectaba el pasado con el futuro, habiendo sido cada paso el presente o instante de proceso en que se encontraba cada ser.

A nuestra llegada se comenzó subiendo escalones, de abajo hacia arriba, desde lo burdo a lo perfecto. 


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Cada escalón fue triple. 


En la primera época, llamada de la Condición, todo estuvo preparado para comenzar la Obra. Se creó el ámbito del surgimiento. Este período fue conocido también como del Cordero, por la sumisión a las condiciones creadoras.

En la época de la Fusión, llamada del ''Toro Negro'', se entregó la llave de la puerta de las tinieblas y allí en el caos surgió el pavo real desde lo más negro hasta el rojo fuego y el blanco brillante en su plumaje.

En la época de la División, la mezcla confusa fue separada. Los hermanos estaban tan estrechamente ligados, que por eso fueron llamados ''Gemelos''. Se los separó con la espada. De allí brotó su sangre y desde entonces se buscan para unirse nuevamente, y de allí surge el sentimiento conocido como Amor. Ese fue el instante del diluvio de sangre que dió el color rojo a todo lo que tocó y dejó el gusto a sal en las cosas. Allí brotaron las primeras distinciones.

En la época de la Disolución surgieron las definiciones. Fue conocida como época del ''Cangrejo'': las garras se opusieron y el caminar se invirtió como se invierte la imagen del espejo. Para lograr esto, dijimos: ''Hagamos tres veces la misma cosa". Por eso, las palabras fueron ''Tres RES". Aquello logró la diferencia entre la siniestra y la diestra, entre la sensación y la imagen, entre lo femenino y lo masculino. Siempre disolviendo lo que dificultaba el paso.




Allí terminó la gran Cuaterna, porque se sucedieron cuatro épocas, cuatro grandes trabajos. Pero esos trabajos no se hicieron desde lo alto bajando, sino que desde el fondo de las minas trabajamos con la primera materia caótica e informe, hasta producir la definición. Fue pues, la cuaterna de la Alquimia material, aunque en cada paso dominamos tres planos.

Cuando se dice que en el Principio fue tendida una línea divisoria, se dice verdad; pero sabiendo que esta verdad viene de otras anteriores. Sucedió entonces, luego del Principio.



En la época de la Activación produjimos el surgimiento de ámbitos restringidos dentro del gran sistema ya creado. Aquella edad es recordada como la del ''León Verde'', en la que todo se activó no por el fuego que se produce al frotar las maderas del Sol, sino por nuestro fuego que es como agua, pero que hace fermentar y burbujear y donde surgen los ojos del pescado. Así, secando y lavando nuevamente, fue subiendo el espíritu puro, libre de imágenes. Por cuanto si la esencia del espíritu era gris, nuevamente se la calcinaba en el fuego vulgar hasta lograr la blancura.

En la época de la Circulación, acrecentamos el ámbito que era ya restringido. El León quiso devorar al niño, pero la madre lo ocultó entre sus ropas. No obstante, el niño siempre resurgía resplandeciente sin que el León pudiera destrozarlo. El niño creó el juego de pelota que sube hasta el cielo y que al caer es recuperada hasta volar nuevamente. La pelota fue hecha con plumas de cisne para que volara alto. Así ocurrió el ascenso de la torre y la caída del rayo en ciclo ininterrumpido.

En la época de la Precipitación, se depuró el ámbito. Sobrevino un tiempo de gigantes en que éstos aprendieron a pesar y medir la Tierra y el Firmamento. Tiempo en que aprendieron a lavar el material en cuencos con el agua de lluvia, con la lluvia de estrellas que bajó del cielo, desde un punto en que está clavado un sol de fuego verde. Fue el momento del diluvio de fuego y de la creación del aire por arriba de la Tierra como evaporación de lo consumido.

En la época de la Formación, hicimos al hombre y éste resultó de agregar distintos materiales dándoles unidad, así como se forman las montañas agregando vetas de distintos elementos. Un espíritu en la parte más alta del hombre... hielos que se evaporan en las cumbres. Trabajos de humedad y calidez, en donde los escorpiones toman con sus garras y elevan sobre sí su lanza mortal.




Así terminó la segunda Cuaterna. La cuaterna del aire, del neuma, de la siquis, como un soplo o un aire que sube por ser más liviano.



En la época de la Compenetración, creamos la posibilidad y la opción y con ello la crisis. Hubimos de ser precisos en el blanco. Fue la edad en que el arquero se compenetró con su mujer en un segundo caos, en una segunda noche y oscuridad de los tiempos. Esa época es rememorada también como la entrada del Rey Rojo en el palacio de la Reina Blanca. Todo se produjo al pasar una puerta, al entrar en el recinto en que ambos fueron muertos y disueltos por nuestro fuego luego de su paraíso. Después de la disolución, la pareja no fue expulsada de allí, sino que sirvió de simiente mientras aumentamos el calor de la Naturaleza.

En la época de la Des-con-fusión, encauzamos la fuerza en una sola línea. Como el unicornio penetramos y separamos el segundo caos. Esa separación fue costosa ya que debimos traer desde fuera aquella energía que surge en las tormentas y de la frotación del elektron o ámbar, quedando el nuevo cuerpo muy puro, muy apto para la vida. Aquella fuerza es el plasma del Universo. Notamos la presencia de la vida por la fragancia y la calidez.

En la época de la Conversión, regeneramos y transformamos al Hombre derramando sobre él nuestra agua, nuestro elektron y de ese tercer diluvio de energía resurgió como ave que purificamos debidamente. Nuestra ave surgió de allí y nosotros fuimos recordados como los ''aguadores" de la humanidad.

En la ultima época, la de la Proyección, la del pez, sacamos al Hombre de su medio y desapareció todo lo que hasta ese momento había sido. Brotó un Hombre capaz de multiplicar, como un solo árbol multiplica numerosos frutos. Se multiplicó por la Tierra y afuera de ella, poblando el Universo. Así hicimos al Hombre eternamente joven, invulnerable y con capacidad de transformar todo a su contacto.




Allí terminó la tercera Cuaterna, la del Cosmos y de allí salieron los que ahora trabajan en el caos de los mundos inferiores habiendo llegado de mundos lejanos. Pero están aquellos que deben esforzarse en multiplicar las obras y los que como soles multiplican desde su centro, por efecto de la presión hacia el centro.
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