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Ya es tiempo
Ya es tiempo de ser fiel a nuestros sentimientos.
Está bueno de tanta traición a uno mismo.
Ya basta de mentiras. De pensar una cosa, para luego sentir y hacer otra.
Ya basta de engañarnos e intentar engañar a otros.
Ya basta de esa vieja práctica tantas veces usada y re-usada.
Ya basta de negarnos a nosotros mismos y a nuestro profundo Ser.
Hasta cuando, me pregunto yo, podremos soportar tanto sufrimiento y dolor,
que nos lleva, irremediablemente, a la violencia manifestada en todas sus expresiones.
¿Cual será nuestro nivel de tolerancia?
No estará bueno ya.
No será bueno acaso, parar la rueda
y trasformar esa vieja practica que solo trae el dolor por delante.
Hasta cuando caminamos rodeando la felicidad.
Cuando seremos capaces de mirarla profundamente con afecto y valentía.
Cuando será el bendito día en que decidamos que es necesario cambiar lo viejo por lo nuevo.
¿Qué esperamos?
Creemos acaso que a través del sufrimiento vamos a llegar a la felicidad.
¿Será que aún creemos ese viejo y odioso cuento?
Sería bueno preguntarnos cual es nuestra verdadera creencia
respecto a la felicidad y el modo de conquistar aquella felicidad…
Será que creemos que es necesario caminar por un campo de espinas
para luego alcanzar un campo de pétalos de flores.
¿Será que creemos eso?
Y si fuera esa nuestra escondida creencia,
no será hora de comenzar a transformar aquella rancia forma, que camina hacia la muerte.
Seria bueno que la creencia que se imponga sea esa creencia profunda
y sentida que nos permita dar un salto sobre el abismo liberándonos del sufrimiento y del dolor…
Ese salto que debe ser dado aquí y ahora…
No hay nada que perder ni nada que ganar, solo tenemos que Ser.
El Ser manifestándose mas allá del cuerpo y a través de nuestro cuerpo, bello y luminoso.
Luminosamente bello.
Belleza adentro.
Belleza afuera.
Luz adentro.
Luz afuera.
No mas tu, no mas yo...
Solo un eterno Nosotros.
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Re-conocimiento
Hoy me reconocí. Me vi.
En el niño y en el hombre con bigotes.
En la mujer gorda y en el hombre delgado.
En un anciano y en el joven, me reconocí.
En el impedido y en el loco.
Me reconocí en el de piel blanca,
y morena
y amarilla.
Estoy en todas partes y nunca me vi.
Re-conocimiento...re-conocimiento.
¿Por qué no nos vemos?
¡Todo cambia cuando ello ocurre¡
Ves el dolor del otro y quieres sanarlo.
Ves la alegría del otro y quieres celebrarla.
Ves el sufriendo de aquel y es urgencia sanar su alma.
Cuando me re-conozca en una piedra,
nada volverá a ser igual, nunca más, nunca más
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